lunes, 28 de febrero de 2011

Los portafolios digitales trascienden la dimensión cibernética


El portafolio ha experimentado una evolución asombrosa desde que inició su viaje del papel al soporte digital, acomodándose necesariamente a las necesidades de la sociedad actual que genera un volumen inabarcable de información y que en muchas ocasiones, sino se le hace un adecuado uso, puede hacerse pasar por spam.
En la actualidad, mientras Internet se convierte en un espacio de comunicación central, y fomenta nuevas posibilidades de interacción, la creación de portafolios digitales permite dar un paso más allá de ver a las personas como un “usuario” y convertirlo en un “profesional integro” enriquecido de todas la experiencias que ha vivido en su formación como estudiante.
La importancia de tener un portafolio digital radica básicamente, en que este se convierte en una herramienta, en la que se muestra al profesional, más allá de su faceta como estudiante, es decir, a través de este, podemos ver a las personas como “un proceso” no como un producto.
Con la creación de nuestro proyecto pretendemos  usar el ambiente cibernético como una herramienta reflexiva que permite almacenar y preservar evidencia del crecimiento de una persona.
Por otro lado hacer una identificación de determinados perfiles a través de la recolección de trabajos que nos permite conocer lo que el individuo, equipo de trabajo sabe y puede hacer.
Surge así, una nueva tarea para todos: darle un nuevo sentido a las experiencias educativas, más que coleccionarlas y presentarlas digitalmente es compartirlas como experiencias personales, que ha contribuido a mi formación integral.
Y es en este punto donde nace la responsabilidad como seres de la época cibernética, debemos mantener actualizado el archivo de nuestras experiencias, especialmente de aquellas que consideramos fuente destacada de aprendizaje, tanto formal (a través de un proceso organizado) como informal (a través de una vía espontánea).

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